Revista Multidisciplinaria Perspectivas Investigativas
Multidisciplinary Journal Investigative Perspectives
Vol. 4(4), 1, 2024
https://doi.org/10.62574/rmpi.v4i4.222
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Inclusión y otredad en la educación
Inclusion and otherness in education
Los pedagogos de hoy deben estar preparados para enfrentar un entorno educativo complejo y
diverso. La inclusión cultural, el fomento de interacciones significativas y la preparación para la
incertidumbre son esenciales para formar estudiantes que puedan enfrentar los desafíos del siglo
XXI. Por lo tanto, La inclusión no se limita solo a la integración física de estudiantes de diferentes
culturas en el aula, sino que implica un reconocimiento y respeto genuino por sus identidades y
experiencias.
En este orden, Pincheira-Muñoz (2021) aborda el concepto de otredad y alteridad, señalando
que los estudiantes inmigrantes no solo traen consigo una diversidad cultural, sino también
nuevas formas de ver el mundo. Los educadores deben promover un ambiente donde estos
estudiantes se sientan valorados y puedan participar activamente, lo que también enriquece el
aprendizaje de los estudiantes locales. Esta inclusión de la identidad cultural es un pilar para
lograr una educación más equitativa y respetuosa de la diversidad, un tema que se ha vuelto
central en sociedades multiculturales.
Por su parte (Osorio-Gómez, Vidanovic-Geremich & Finol De Franco, 2021) subrayan que la
enseñanza no es un proceso unidireccional, sino que está intrínsecamente ligado a la interacción
entre estudiantes y profesores. En este sentido, el educador actúa como un mediador que facilita
el aprendizaje activo, fomentando el diálogo y la construcción conjunta del conocimiento. Esto
implica que los profesores deben estar dispuestos a adaptar sus metodologías, integrando
tecnologías digitales y fomentando ambientes de aprendizaje colaborativo. La interacción
constante y significativa en el aula permite a los estudiantes desarrollar no solo competencias
cognitivas, sino también habilidades sociales esenciales para su desarrollo integral.
En cambio el concepto de educación transcompleja propuesto por González-Velasco (2021)
sugiere una forma de pensar la educación en el contexto de la incertidumbre y la complejidad de
nuestro tiempo. En un mundo donde los cambios tecnológicos y sociales ocurren rápidamente,
los sistemas educativos tradicionales, centrados en la transmisión de contenidos fijos, se vuelven
insuficientes. La educación transcompleja propone formar a los estudiantes para que sean
capaces de adaptarse y manejar situaciones de incertidumbre. Este enfoque implica el desarrollo
de competencias como el pensamiento crítico, la capacidad de resolución de problemas
complejos y la creatividad, esenciales para que los estudiantes puedan desenvolverse en un
entorno laboral y social en constante cambio.
Por consiguiente, en la educación contemporánea, la preparación de los pedagogos para
enfrentar la creciente diversidad cultural y la complejidad del entorno educativo es fundamental.
El enfoque de la inclusión cultural ya no se limita a la mera integración de estudiantes de
diferentes orígenes en el aula, sino que requiere una consideración más profunda de sus
identidades y experiencias, promoviendo su participación activa y respetuosa. Como señala
Pincheira-Muñoz (2021), los estudiantes inmigrantes traen consigo nuevas perspectivas que no
solo enriquecen el aprendizaje, sino que contribuyen a la creación de un ambiente de respeto y
equidad en el aula. La verdadera inclusión implica un compromiso con el reconocimiento de la
otredad y la alteridad, elementos clave para una educación que celebre la diversidad en todas
sus formas.
Alba Susana Valarezo-Cueva
https://orcid.org/0000-0002-5484-9232